Navegando encontré este discurso que dio García Márquez en 1999:
El escritor italiano Giovanni Papini enfureció a nuestros abuelos en los años cuarenta con una frase envenenada: "América está hecha con los desperdicios de Europa". Hoy no sólo tenemos razones para sospechar que es cierto, sino algo más triste: que la culpa es nuestra.
Simón Bolívar lo había previsto, y quiso crearnos la conciencia de una identidad propia en una línea genial de su Carta de Jamaica: "Somos un pequeño género humano".
Soñaba, y así lo dijo, con que fuéramos la patria más grande, más poderosa y unida de la tierra. Al final de sus días, mortificado por una deuda de los ingleses que todavía no acabamos de pagar, y atormentado por los franceses que trataban de venderle los últimos trastos de su revolución, le suplicó exasperado: "Déjennos hacer tranquilos nuestra Edad Media".
Terminamos por ser un laboratorio de ilusiones fallidas. Nuestra virtud mayor es la creatividad, y sin embargo no hemos hecho mucho más que vivir de doctrinas recalentadas y guerras ajenas, herederos de un Cristóbal Colón desventurado que nos encontró por casualidad cuando andaba buscando las Indias.
Hasta hace pocos años era más fácil conocernos entre nosotros desde el Barrio Latino de París que desde cualquiera de nuestros países. En los cafetines de Saint Germain de Prés intercambiábamos serenatas de Chapultepec por ventarrones de Comodoro Rivadavia, caldillos de congrio de Pablo Neruda por atardeceres del Caribe, añoranzas de un mundo idílico y remoto donde habíamos nacido sin preguntarnos siquiera quiénes éramos. Hoy, ya lo vemos, nadie se ha sorprendido de que hayamos tenido que atravesar el vasto Atlántico para encontrarnos en París con nosotros mismos.
A ustedes, soñadores con menos de cuarenta años, les corresponde la tarea histórica de componer estos entuertos descomunales. Recuerden que las cosas de este mundo, desde los transplantes de corazón hasta los cuartetos de Beethoven estuvieron en la mente de sus creadores antes de estar en la realidad. No esperen nada de siglo XXI, que es el siglo XXI el que los espera todo de ustedes.
Un siglo que no viene hecho de fábrica sino listo para ser forjado por ustedes a nuestra imagen y semejanza, y que sólo será tan glorioso y nuestro como ustedes sean capaces de imaginarlo.
Simón Bolívar lo había previsto, y quiso crearnos la conciencia de una identidad propia en una línea genial de su Carta de Jamaica: "Somos un pequeño género humano".
Soñaba, y así lo dijo, con que fuéramos la patria más grande, más poderosa y unida de la tierra. Al final de sus días, mortificado por una deuda de los ingleses que todavía no acabamos de pagar, y atormentado por los franceses que trataban de venderle los últimos trastos de su revolución, le suplicó exasperado: "Déjennos hacer tranquilos nuestra Edad Media".
Terminamos por ser un laboratorio de ilusiones fallidas. Nuestra virtud mayor es la creatividad, y sin embargo no hemos hecho mucho más que vivir de doctrinas recalentadas y guerras ajenas, herederos de un Cristóbal Colón desventurado que nos encontró por casualidad cuando andaba buscando las Indias.
Hasta hace pocos años era más fácil conocernos entre nosotros desde el Barrio Latino de París que desde cualquiera de nuestros países. En los cafetines de Saint Germain de Prés intercambiábamos serenatas de Chapultepec por ventarrones de Comodoro Rivadavia, caldillos de congrio de Pablo Neruda por atardeceres del Caribe, añoranzas de un mundo idílico y remoto donde habíamos nacido sin preguntarnos siquiera quiénes éramos. Hoy, ya lo vemos, nadie se ha sorprendido de que hayamos tenido que atravesar el vasto Atlántico para encontrarnos en París con nosotros mismos.
A ustedes, soñadores con menos de cuarenta años, les corresponde la tarea histórica de componer estos entuertos descomunales. Recuerden que las cosas de este mundo, desde los transplantes de corazón hasta los cuartetos de Beethoven estuvieron en la mente de sus creadores antes de estar en la realidad. No esperen nada de siglo XXI, que es el siglo XXI el que los espera todo de ustedes.
Un siglo que no viene hecho de fábrica sino listo para ser forjado por ustedes a nuestra imagen y semejanza, y que sólo será tan glorioso y nuestro como ustedes sean capaces de imaginarlo.
En este momento mi imaginación se encuentra en un momento de letargo infernal (desesperante, por cierto). Pero no podía dejar de estar (Gracias Gato por el Impulso...)
#Ce#
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4 comentarios:
No soy amante de García Márquez, pero este texto es muy lindo.
No es que no me guste, lo que pasa es que me rompe un poco los huevos que el chabón describa tanto. Un poco está bien, pero demsiado aburre.
Igual "Del Amor y otros demonios", es un libro increible, pero por ejemplo "Relato de un Naúfrago", es insoportable, y "Cien años de Soledad", en mi opinión es un buen libro, pero estoy seguro que nadie quieso que ese libhro sea más largo de lo que es ja!
Al fin ce subis algo eh, igual quiero verte escribir a vos que seguro que sos mejor que el colombiano!!!
Tito.-
Gabriel García Márquez: sólo será tan glorioso y nuestro como ustedes sean capaces de imaginarlo.
RESPUESTA Ceci Matas:En este momento mi imaginación se encuentra en un momento de letargo infernal.
JAJAJAJAJJA, me imagino a los dos hablando y que se de ese dialogo
Viste Ceci que no era tan difícil subir algo, de ahora en más todos los días una subida.
Muy buena elección!!! Hasta se podría poner como nuestro manifiesto. Sin quererlo (creo), en un mismo texto está lo que venimos discutiendo en tantas reuniones y acá mismo hace poco. La cuestión de hacer, forjar, actuar, no esperar "a que se den las cosas" o "nos las den". Sin perder de vista nunca que la imaginación está primero y, por ende, el pensamiento. Y que con la creatividad nada más no se pueden evitar la/s violencias.("Violencia es mentir") Por lo tanto, La Imaginación al Poder es lo que se necesita pero sin dejar de lado lo que MUCHO mejor escribe "Gabo" acerca del forjar permanente la realidad.
Celebro la subida de Ceci!!!
En cuanto a García Márquez en sí, puede ser que describa mucho pero me parece que hay que hacer un esfuerzo para imaginarse todo (hasta el mínimo detalle que pone) y ahí sí que es hermoso y poco aburrido.
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