martes, 18 de septiembre de 2007

EL MARADONA QUE NO FUE


Muchas veces es común cuando se habla de fútbol escuchar la frase “sabés la cantidad de pibes que son mejores que Maradona pero que no llegaron…”. La leyenda cuenta que en Rosario hubo uno, esta vez no fue un pibe de las inferiores que prefirió dedicarse a otra cosa o no tuvo herramientas para llegar a la primera de un club. Para hablar de él hay que remitirse al fútbol del ascenso, ese mundo aparte, ese “limbo del balompié” como escuché una vez por ahí.
Nos remontamos a Rosario, allá por la década del setenta, donde el Club Atlético Central Córdoba de Rosario albergó a un número cinco medio vago a la hora de entrenar. Su nombre era Tomás Felipe Carlovich, quien hoy es una leyenda que suele revivir en todos los bares y en todos los rincones de Rosario, ciudad futbolera si las hay.
Carlovich era dueño de una habilidad impresionante. “Tiraba caños como ninguno”, afirman quienes lo vieron. Es más, el mismísimo Diego Armando Maradona, cuando llegó a Ñewells, allá por 1993 dijo "Dicen que acá jugó uno que era mejor que yo" haciendo referencia a “El Trinche” como le decían.
Una vez sucedió un hecho digno de uno de esos cuentos de su conciudadano “El Negro” Fontanarrosa, esos cuentos que Alejandro Apo nos cuenta a la medianoche. La diferencia es que esto sucedió de verdad. Fue en la cancha de Rosario Central, en abril de 1974. La selección Argentina se estaba preparando para el mundial de Alemania y jugó un amistoso con un combinado de la ciudad, claro, la idea era que la selección se pudiera lucir, pero no fue así, fue sorprendida por “El Trinche” quien se cansó de poner en ridículo al mismísimo seleccionado, volviendo locos a jugadores como Brindisi, Housseman, Poy o Potente, tanto como para que en el entretiempo, Vlasdislao Cap, que era el técnico de Argentina fuera al vestuario y les pida que por favor aflojen. Imposible, Carlovich y Kempes terminaron de bailarlos hasta sellar un 3 a 1 final que resultaría una humillación para el equipo que iría a representarnos en el mundial.
Carlovich debutó en Rosario Central, pero jugó un solo partido y se fue a Flandria, lugar donde también jugaría muy poco. Finalmente recaló en Central Córdoba donde se coronaría como un ídolo. Cada vez que él jugaba se iba corriendo la bola por la ciudad, “che, hoy juega “El Trinche” y ahí estaban los amantes del fútbol que solo iban para verlo a él.
César Luís Menotti, dijo una vez “Carlovich fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tiene como único juguete la pelota. Era impresionante verlo”. Otra palabra autorizada que sabe mucho de fútbol, para que ratifique lo que estamos contando, es Carlos Timoteo Griguol que una vez dijo “Tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía el balón”.
El Estadio Gabino Sosa tuvo el privilegio de ser testigo de ese crack, que hizo con la pelota cosas únicas e irrepetibles, según cuentan aquellos que afirman haberlo visto. Por algo José Pekerman, ex Director Técnico de Argentina, lo puso como titular en su selección de los mejores jugadores de la historia.
Gastón

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Si a alguno le interesó el tema, aca dejo el link de una entrevista que le hicieron donde hay muchos detalles, opiniones y anecdotas de él.
http://old.ole.clarin.com/jsp/v4/pagina.jsp?pagId=1104577

yanina dijo...

Nunca me gusta leer de fútbol pero sí las perlas que el tiempo vertiginoso de la historia abandona, en cualquier tema.

Anónimo dijo...

Escuche de ese pibe, igual no creo que fuese tan bueno, no se si no hubiera llegado, es raro...

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que al chabon no le gustaba el fútbol profesional, no entrenaba, se escapaba de la concentración. Se lo quisieron llevar de afuera muchas veces y no se quería ir. Digamos que el tipo no quizo profesionalizarse, solo jugar como aficionado. Es valido, y lindo recuperar una história de alguien que tuvo todas las herramientas para triunfar y sin embargo no quizo hacerlo. Fue mas feliz jugando a unas cuadras de su casa.

Anónimo dijo...

Un groso el trinche. yo tenia entendido que el tipo tenia una jugada "el caño ida y vuelta" que no se como carajo debeia ser, pero dicen que es algo que invento él.
Tito, tu comentario me parece una pelotudez, como si sólo llegaran los mejores, hay un montón de razones por la que muchos no llegan. Este además parece que era medio loquito, una vez estaba en una preseleccion argentina y el tipo desaparecio. Dijo "Me voy a comprar un Patoruzito y no volivo mas..."