martes, 20 de noviembre de 2007

¿La sorpresa de los ocho?

Ocho diputados nacionales del ARI decidieron separarse de la Coalición Cívica para formar un bloque independiente. Esta decisión responde a disidencias con la orientación que está tomando el partido y con las crecientes muestras de autoritarismo que viene mostrando su líder, Elisa Carrió.
No debe sorprender este escenario, dado que Carrió misma renunció al ARI para formar un bloque más amplio, el hijo bobo de la Alianza, la bolsa de gatos llamada “Coalición Cívica”. Mucho menos debe sorprender el reciente cortocircuito con el socialismo, ausente en la última reunión partidaria, que arrancó inmediatas declaraciones de parte de integrantes de la Coalición como “el socialismo es un bloque independiente asociado”. Resultan llamativos estos dichos cuando hace menos de un mes ese sector aportó nada menos que al vicepresidente de la fórmula, ¿estaremos en presencia de un no tan lejano alejamiento de este sector como el de los ocho diputados aristas?
El enojo de los ocho diputados se debe a diversas razones, al cambio de postura que viene arrastrando Carrió hace algún tiempo. Entre ellas el creciente protagonismo que adquirieron figuras como Alfonso Prat Gay y Santiago Del Sel dentro del partido, postulando a dedo y sin consulta alguna al primero como posible candidato a presidente para 2011, o dichos de la líder en defensa del agro manifestándose en contra del aumento de las retenciones. Sin embargo, esta separación del ala izquierda del ARI no debe sorprender, y no por exaltar la figura de estos diputados, sino simplemente por la postura indefendible que viene manifestado Carrió hace algún tiempo. Se declara abiertamente en contra de las “abusivas” retenciones al sector del agro, esa pobre gente que siempre bregó por el bienestar del país, que es “castigada” sistemáticamente por el gobierno en vez de favorecer su productividad. Resulta incomprensible e indefendible este análisis, cuando cualquiera que tenga conocimientos mínimos de historia o de economía, sabe que la oligarquía agraria es una de las más fuertes y retrógadas del país, que desde el siglo XIX viene enriqueciéndose directamente a través de gobiernos amigos y corruptos (hasta 1930) o a través de alianzas con sectores como las Fuerzas Armadas (1930, 1955, 1976) sin importarle en lo más mínimo el bienestar o el futuro del país, sino su propia subsistencia como grupo económico de poder capaz de ejercer presión para volcar el juego político a su favor. El campo, ese grupo que heroicamente se declara en contra del último aumento a las retenciones de maíz, soja y trigo debido a que esa medida perjudica a los pequeños productores, porque si algo caracteriza a este sector es su lucha por la igualdad. El mismo que declara no estar en contra ideológicamente de las retenciones. ¿Como estarlo? Si hasta ellos admiten que la devaluación los favoreció enormemente (triplicaron su productividad tan “castigada”). Estas declaraciones victimizantes carecen de sentido en un contexto donde el aumento de estas retenciones recae sobre cultivos que día a día alcanzan récords internacionales de cotización por tonelada, además de que la demanda mundial continúa aumentando (o sea, no sólo incrementan su tasa de ganancia por precio, sino también por cantidad).
También Carrió ha planteado últimamente una reivindicación con los militares aduciendo que no pueden pagar las nuevas generaciones por los pecados de las viejas, realizando un análisis completamente ahistórico de la última dictaura, desconociendo los pensamientos que aún corren por las venas del sector, como si el comportamiento militar mostrado en el 76 hubiese sido un hecho aislado de unos pocos y no un genocidio de estado accionado en forma sistemática por un aparato militar organizado en connivencia con la complicidad de la oligarquía agraria antes mencionada y grandes empresas como el Grupo Macri o el de Perez Companc (sin contar con la pasividad de la sociedad civil, ya sea por negligencia, desconocimiento, miedo, o convencimiento).
A esto se le suma el ascendente liderazgo que tienen personas como Patricia Bullrich, el panqueque de la política que se vende al mejor postor, ministra de Menem o de De la Rua indistintamente, con una falta de convicciones pocas veces vista. O Maria Eugenia Estensoro, antigua aliada de Cavallo, o conservadores como Olivera.
La misma que estuvo a un paso de aliarse con el liberal Lopez Murphy, a quien ella misma había desestimado hace unos años porque “quien no brega por los intereses del pueblo no es una persona honesta”, con quien no acordó en esta elección simplemente porque era más conveniente captar los votos de Binner en Santa Fe postulando autoritaria e unívocamente a su vicepresidente (el socialista usado para la ocasión: Rubén Giustiniani).
Así, Carrió demuestra un vuelco de su discurso de centroizquierda que la caracterizaba en 2003, cuando ilusos como quien escribe tenía alguna esperanza depositada en su investidura y en su perorata anticorrupción, esa que aún mantiene, pero que, dadas las alianzas que tejió desde esa época y sus constantes contradicciones, no resultaría tampoco sorprendente que sus aires de honestidad se derrumben con datos fehacientes acerca de su patrimonio, que por estos días han entrado en tela de juicio (en una clara jugada mediático-política por parte del gobierno).
Resultaría la frutilla del postre que la defensora a ultranza de la moral política, que se vendió en parte al diablo por un puñado de votos, sea víctima de sus propias acusaciones, mientras parece al menos “sospechoso” o poco prolijo que cuatro diputados de la Coalición (entre ellos su acérrimo defensor y discípulo Adrián Perez) donen cinco mil pesos (además de los 6.000 que declara recibe como profesora de una Fundacion creada por el propio ARI, partido que ella dejó) para mantener su bajo nivel de vida que incluye el alquiler de un departamento de 2.800 pesos a la familia Torres (sí, el de “Color esperanza”) en Barrio Norte.
De esta forma la partida de los ocho diputados no hace más que confirmar una tendencia que viene confirmándose hace mucho, en el marco de un partido cuya líder se prostituye en alianzas con grupos de derecha, de izquierda, de centro, de arriba, de abajo y del costado, con el aval de los votos de la “inteligente y culta” clase media y de los mencionados grupos de poder, haciendo sonar sensatos a personajes indefendibles como el también ex cavallista Alberto Fernandez cuando califican despectivamente al electorado porteño de votar como “una isla”.
El interrogante que dispara lo anteriormente descripto es ¿Carrió mostró la hilacha, manifestó transparentemente con sus últimas actitudes lo que siempre fue y mantuvo en las sombras de un discurso otrora “progresista” o perdió el rumbo, corrompida y tentada por su ambición de poder?

Nico

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también fui un credulo y pelotudo votante, de la nueva figura de la derecha política, en el 2003. Definitivamente, Carrio mostr{o lo que es: una reaccionaria mesiánica y golpista. No puedo creer que haya sacado tantos votos, va en realidad, ahora que lo pienso, es más que conprensible, responde a los cánones históricos de esa destructiva clase media argentina, que se cree progresita, porque critica todo.
Muy bueno Nico
Tito.-
Pd: De todas formas los diputados que se fueron del ARI, me resultan impresentables, ¿ por qué no se fueron antes de las elecciones?, acaso no sabían en lo que había devenido la "progresista Carrio"

Anónimo dijo...

Aparentemente su argumento fue que no querían "debilitar" la imagen de carrio antes de las elecciones, y segun Patricia Bullrich (cito la fuente porque desconfio plenamente de ella),Macaluse integró una de las listas de la Coalicion en las ultimas elecciones.
No justifico su accionar, pero esta ruptura es una muestra más del autoritarismo de carrio.

Anónimo dijo...

Cómo que no quisieron debilitar la coalición, esas son excusas. Es obvio que los tipos esperaron las elecciones para revalidar sus bancas en el congreso.
Mas allá de que me alegro que de una buena vez se le empiece a caer la mascara a la amiga del "reconciliador" Bergollio, vuelvo a repetir que me parecen impresentables, sobre todo Macaluse, personaje que se piensa el dueño de la verdad. Digno aprendiz de Carrio, aunque nobleza obliga, con un poco más de valores que la reaccionaria, robusta platinada
Tito

Anónimo dijo...

Un mamarracho mas de nuestra clase politica que supimos conseguir. Carrio es una muestra mas de la incopetencia histórica de parte de los que tienen que hacer oposición, que en lugar de hacerlo desde un lugar constructivo lo hacen desde el destructivo, por lo tanto todo lo sea oficial me opongo así venda o me contradiga con mis propias convicciones. Es de lo que estabamos hablando respecto de Chavez y el Iraní. No importa que el tipo sea el peor, pero como se opone a USA, es mi aliado, un desastre.