El ministro de Economía no habla. Los presidentes de las cuatro entidades de un sector del campo hablan.
Carlos Fernández no explica lo que ya se acordó, se concedió y lo que falta negociar. Eduardo Buzzi & cía. siguen pidiendo lo mismo y más, según el momento y lugar.
El Gobierno, a la defensiva, no avanza en la gestión diaria que interesa a las mayorías, que no es precisamente el tren bala. Los dirigentes agropecuarios –que representan cada vez menos a las bases y, por lo tanto, acompañan la dureza de las asambleas– suman contradicciones en sus declaraciones y petitorios con el acompañamiento de un coro afinado de voceros mediáticos.
La administración kirchnerista no puede salir de la conmoción de una protesta patronal de envergadura, enfrascada en una pelea de declaraciones, a veces ardientes y otras conciliadoras, desatendiendo otros problemas más relevantes, como la inutilidad –por su ineficacia– de los acuerdos de precios acordados por la Secretaría de Comercio. El Grupo de los Cuatro oculta que ya han recibido respuestas a sus reclamos, pero que no pueden aceptarlas porque implicaría que deben blanquear gran parte de sus operaciones comerciales para recibir las generosas compensaciones por retenciones y fletes.
Cristina Fernández de Kirchner puede ocuparse de otras cuestiones diferentes al lockout del campo, como la necesidad de recuperar el haber de los jubilados y de las asignaciones familiares o la de instrumentar una asignación universal por hijo para rescatar a millones de la indigencia. Eduardo Buzzi, Mario Llambías, Luciano Miguens y Fernando Gioino deberían reconocer, simplemente para transparentar el conflicto, que el diálogo para ellos es la subordinación del Poder Ejecutivo a sus pedidos y que algunos están pensando más en su carrera política que en resolver la crisis.
A esta altura, la extensión del conflicto responde a una dinámica perversa del actual proceso, que se ha independizado de los aspectos económicos, pese a que éstos son expuestos como motivadores de la protesta. En ese escenario, la mayoría de la población está en el peor de los mundos, recuperando angustias e incertidumbres de momentos pasados sin ningún motivo. Salvo que los agraciados productores sojeros piensen que están batallando por la declaración de la independencia de la República Unida de la Soja. El debate sería, entonces, más transparente para todos.
Carlos Fernández no explica lo que ya se acordó, se concedió y lo que falta negociar. Eduardo Buzzi & cía. siguen pidiendo lo mismo y más, según el momento y lugar.
El Gobierno, a la defensiva, no avanza en la gestión diaria que interesa a las mayorías, que no es precisamente el tren bala. Los dirigentes agropecuarios –que representan cada vez menos a las bases y, por lo tanto, acompañan la dureza de las asambleas– suman contradicciones en sus declaraciones y petitorios con el acompañamiento de un coro afinado de voceros mediáticos.
La administración kirchnerista no puede salir de la conmoción de una protesta patronal de envergadura, enfrascada en una pelea de declaraciones, a veces ardientes y otras conciliadoras, desatendiendo otros problemas más relevantes, como la inutilidad –por su ineficacia– de los acuerdos de precios acordados por la Secretaría de Comercio. El Grupo de los Cuatro oculta que ya han recibido respuestas a sus reclamos, pero que no pueden aceptarlas porque implicaría que deben blanquear gran parte de sus operaciones comerciales para recibir las generosas compensaciones por retenciones y fletes.
Cristina Fernández de Kirchner puede ocuparse de otras cuestiones diferentes al lockout del campo, como la necesidad de recuperar el haber de los jubilados y de las asignaciones familiares o la de instrumentar una asignación universal por hijo para rescatar a millones de la indigencia. Eduardo Buzzi, Mario Llambías, Luciano Miguens y Fernando Gioino deberían reconocer, simplemente para transparentar el conflicto, que el diálogo para ellos es la subordinación del Poder Ejecutivo a sus pedidos y que algunos están pensando más en su carrera política que en resolver la crisis.
A esta altura, la extensión del conflicto responde a una dinámica perversa del actual proceso, que se ha independizado de los aspectos económicos, pese a que éstos son expuestos como motivadores de la protesta. En ese escenario, la mayoría de la población está en el peor de los mundos, recuperando angustias e incertidumbres de momentos pasados sin ningún motivo. Salvo que los agraciados productores sojeros piensen que están batallando por la declaración de la independencia de la República Unida de la Soja. El debate sería, entonces, más transparente para todos.
(Nota: la información acerca del tema en los medios, hoy, es inagotable. Elegí la que acaban de leer porque ofrece datos concretos de los varios actores.
Dense una vuelta por esta nota http://www.lanacion.com.ar/EdicionImpresa/politica/nota.asp?nota_id=1012958 y hagan un esfuercito en observar qué rol le dan a las "bases").
Loly
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6 comentarios:
Zaiat siempre es claro cuando escribi no me parece su nota más brillnate, pero en general en lo que dice tiene razón. Sería mucho más franco (como puese en mi post "De saltos y socilismos"), que los ruralistas digan de una vez por todas que aquí lo único que importa es las retenciones móviles a los genos y dejen esa falsa retórica de colectivismo federal.
saludos
Con respecto a la Nación y a los medios de derecha en general, mi sensación es que se les empieza a tornar insostenible el paro del campo.
Porque después de ayer se les acabó la excusa de la falta de dialogo del gobierno.
Se encuentran en la diyuntiva de tener que defender al paro y a los cortes de ruta,(cosas que siempre detestaron), sólo por confrontar con el gobierno.
Lo de Neson Castro ayer fue tan patético, (su intento desesperado por intentar sobrestimar el llmado a dialogo del gobierno y defedner la postura de apriete, como "super democrática", de los ruralistas) que daban ganas de golpear la televisión.
De todas maneras no me extraña de tan nefasto personaje.
saludos
Pd: La Vieron a Vilma Ripoll y el Mst marchando a favor del lockout, que patetcico por foavor...
Es que la izquierda argentina siempre está donde tiene que estar...como siempre ¿no?
En todo este proceso de lockout disfrazado de paro (para la mayoría de los medios de comunicación), al igual que se dice cuando comienza una guerra, la primera baja es la verdad. Desde "confundir" lockout con paro, pasando sobre la "...preocupante situación económica del sector..." y terminando con que "...nosotros (el campo) no desabastecimos..." la lista de mentiras parece no acabar. Hace años ví la película "Mentiras verdaderas" con Deniro- Hoffmann y me pareció una exageración pero nuestra realidad supera ampliamente a la ficción más descabellada.
Pero creo que, a pesar que todo este baila nos cuesta mucha plata a todos, sirve para poner en evidencia los puntos que calza el campo. Más allá de las campañas de imagen que desarrollaron (seguramente pagándole fortunas entre otros a Noguera, asesor de Cavallo, Menem, Duhalde, etc.) y siguen desarrollando quedó en evidencia DÓNDE ESTA EL CAMPO RESPECTO DEL RESTO DE LA SOCIEDAD.
Además, para terminar de saber quiénes son basta ver quiénes salieron a defenderlos (Ferreres, Lopez Murphy, González Fraga, Grondona, Lilita, etc.)
Mas alla de mi vomitivo voto, sin convencimiento y todo eso que ya debatimos 500 veces, voy a decir que los medios tergiversaron la marcha de Mi amiga personal, la enferma Vilma y el MST. Ellos marcharon a favor de los pequeños productores y en contra del gobierno y la oligarquia. En los noticieros pusieron marcha a favor del campo y no es así. No es que los defienda, pero es justo decirlo.
si está bien marcharon con la Federación agragria, que hace dos meses está a los besos con la sociedad rural, eso también es justo decirlo
saludos
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