miércoles, 11 de junio de 2008

SOÑAR Y DESPERTAR...

Aquél día Carolina no quería despertarse, estaba decidida a dormir más de lo acostumbrado. No tenía ganas de andar moviéndose por todos lados como lo venía haciendo los últimos meses, se iba a tomar ese día para descansar y nada más.
Aparte su cama estaba tan calentita, tan acolchonadita, tan mullida que no le daban ganas de andar dando vueltas por ahí. Así que si más, se dio la vuelta y siguió durmiendo.
Tardó poco en dormirse, y soñó con su pasado; fue un sueño raro, o por decirlo de otra manera demasiado real. Soñó los últimos meses de su vida de manera ordenada, prolija casi exacta. Lo primero que se le apareció en el sueño fue cuando por fin se decidió a poner su cuerpo en movimiento; cuando dejó esa vida sedentaria que ya no le gustaba, empezó a practicar boxeo, y a darle puñetazos a todo lo que se le cruzaba. Después le apareció en el sueño la parte de su vida donde se obsesionó con el Karate, porque ya no la satisfacía el boxeo, quería además usar las piernas y entonces se puso a practicar los secretos de aquél arte marcial oriental, del cual alcanzó a saber todos sus trucos, y por el cual se la pasaba dando patadas todo el día. Por último, su viaje onírico le mostró cuando ya ni el boxeo ni el karate le alcanzaban y se dedicó al King Boxing, y entonces Carolina, se transformó en una experta en pegar patadas y dar puñetazos, hasta con la cabeza practicaba a veces y como las paredes de su cuarto eran de un material más bien blandito, no le dolía nada, así que Caro se pasó meses pegando contra la pared y moviendo todo su cuerpo.
Esa era la razón por la que estaba tan cansada, pensaba Caro ya despierta, pero no levantada.
Mientras repasaba su sueño, Carolina de golpe tuvo frío, al principio fue poco, pero después el frío aumentó y cuanto más se desplomaba la agradable temperatura de su casa, Caro sentía una presión que la empujaba hacía abajo. Una presión que se hacía cada vez más poderosa, más tormentosa. Carolina se agarraba de las paredes para nos ser arrastrada por esa marea helada que la despojaba de su habitación. Y tras el frío y la fuerza que la arrastraba, la luz; una espantosa luz que la dejó ciega por un instante, instante en que Caro no pudo dejar de gritar, desconsoladamente, atronadoramente, estridentemente…
Mientras seguía gritando, Carolina de pronto se sintió un poco mejor, más relajada, más tranquila, menos insegura. Sin darse cuenta sintió que su cuerpo ya no tenía tanto frío, la luz no la molestaba tanto, y por primera vez desde que había empezado esa pesadilla su cuerpo descansaba en una superficie, que no era tan calentita como la de su anterior casa, pero se sentía bastante bien y además algo que no sabía qué era acariciaba su cuerpo de manera suave pero eficaz.
Entonces Carolina dejó de gritar, no sabía que era lo qué le había pasado, ni dónde estaba, pero ya no se sentía tan mal, cerró los ojos e intentó dormir; tal vez los sueños (pensó), la ayudaran a entender.

Tito.-

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho cómo describís el momento en que se despierta pero que todavía no está levantada; en mi caso, es el peor momento porque muchas veces hasta me dura varios minutos el convencimiento de que pasó todo lo del sueño en la realidad. Tarda la mente en diferenciar los dos estados, es muy confuso.
Muy bueno...el nombre Carolina por algo ene special?

Anónimo dijo...

si, porque Tito es un fan recalcitrante de Los Ratones Paranoicos, en especial de Juanse.

Anónimo dijo...

Está comprobado que las neuronas no son capaces de distinguir entre la "realidad" de los sueños y la "realidad" en sí misma, es por eso que lo sueños se nos figuran tan reales.
Che tito, no da poner nombres de ex novias en un blog que va a leer tu actual.

Anónimo dijo...

Nadie entendió el cuento, para mi está r claro pero supongo que debe ser un error mio

Anónimo dijo...

pará pará creo que entendí!!!!!
carolina está en un manicomio y después tengo la duda si se muere o no, o la calman con alguna droguita o algo asi????

Gané?

(qué boqueás Nico?)jajajja

Anónimo dijo...

Yo tampoco entendí el cuento me parece. Para mí se acerca a lo del manicomio.