miércoles, 23 de abril de 2008

FREEDOM OF THE PRESS OR FREEDOM OF THE MARKET, THAT IS THE QUESTION

Lo realmente libre, lo independiente, lo que realmente vale la pena llamar así, es poco habitual en este mundo corrompido. Son pocos los actos que hoy en día se realizan de esta forma, teniendo en cuenta los interese políticos y económicos que marcan la agenda diaria, (¿y el libre mercado?, bueno si hay algo que no parece para nada libre es el famoso “libre mercado”).
Pero claro como el que escribe no es un pos-humanista, (aunque sospecho que empiezo inexorablemente, a transitar ese camino) creo que aun pueden existir actos libres de las personas, aunque esto les implique perder cosas personales y valederas.
Este es el caso de Claudio Diaz, periodista argentino con una vasta trayectoria. Diaz trabajó en radio, gráfica, (fue el jefe de redacción de la revista JotaPe, durante los 80. Esta revista la sostenían entre otros Rodolfo Galimberti y Patricia Bulrich, personas despreciables si las hay), televisión y escribió numeroso libros, entre ellos el famoso “Manual del Antiperonismo Ilustrado”. Hace 6 años, trabaja, (o trabajaba) en el suplemento Morón del diario Clarín, donde se desempeña como redactor.
A fines de Marzo la revista Veintitrés, le realizó una nota para que opinara sobre el conflicto Campo/Gobierno, y él de manera realmente independiente, critico duramente al grupo Clarín por el tratamiento que este grupo multimediático le había dado al tema. La respuesta a esto por parte del grupo, fue bajarlo de categoría en la redacción y prohibirle tomarse los días de vacaciones que le correspondían legalmente.
Ante está situación Díaz renuncio al diario y lo hizo escribiendo una carta a los altos mandos periodísticos del Diario, carta que citaré al terminar estas breves líneas, porque antes me voy a permitir una reflexión:
Resulta paradójico que el diario que se autoproclama como el verdaderamente independiente del país (¿o no es eso lo que dice Kirschbaum, en su editorial?) y que a partir de sus periodistas estrellas defiende la libertad de expresión como derecho fundamental del ser humano, reaccione de esa forma, ante un periodista que no hizo más que ejercer su libertad de opinar, ¿no?

Nota: Entiendo perfectamente que en el divorcio Clarín/Gobierno, existe algo más que una cuestión puramente ideológica, la inocencia la perdí hace rato. Aclaro esto, para que no me lo recuerden los “oficialofóbicos”.

Tito.-

Les dejo la carta en cuestión:

Este viernes será mi último día de trabajo en el querido Zonal Morón / Ituzaingó.

He tomado la decisión de renunciar al cargo de redactor que ejercía y, como es de rigor en estos casos, quiero despedirme de los amigos que gané durante mis siete años de permanencia en el diario y de los buenos compañeros con los que compartí muchas tardes entretenidas.

Pero no quiero irme sin antes explicarles, a ustedes y también a quienes ocupan los cargos jerárquicos de esta empresa, los motivos de mi retiro.

A fines de marzo la revista Veintitrés me pidió una opinión sobre el rol que cumplen los medios periodísticos y algunos intelectuales en la elaboración del discurso político actual.

Yo efectué una dura crítica a lo que se da en llamar el Grupo Clarín y acentué, particularmente, lo que a mi criterio había sido una clara manipulación informativa durante la cobertura del conflicto Gobierno vs. Campo, tanto por parte del diario como de Canal 13 y TN.

En este caso no hice más que expresar, libremente, la vergüenza que me provocó -como periodista pero también como simple ciudadano- el ejercicio “periodístico” del Planeta Clarín y sus satélites.

La reacción por parte de la empresa, como es de suponer, fue inmediata.

Y hasta la consideré razonable.

Es más: a uno de los colegas aludidos, Julio Blanck, le dí explicaciones acerca de por qué yo lo incluía en una lista de hombres de prensa que -desde mi punto de vista- sostienen un discurso “progresista” pero le terminan haciendo el juego al llamado establishment.

Hasta ahí todo bien.

Lo que siguió después es distinto.

Las autoridades editoriales (en este momento no se me ocurre otro término) le comunicaron a mis jefes que “de ahora en más” dejara de escribir la página 3 del Zonal (que se supone es la más “importante”) y que me limitara a hacer -es textual- “notas blandas”.

Una estupidez, realmente.

Pero pocas horas después se emitió otra orden: que no se me autorizara a tomar la totalidad de días de vacaciones adeudados, que había pedido para esta semana..

No dieron argumento alguno para justificar la negativa.

La verdad es que por ninguno de estos dos castigos tendría que haberme hecho mala sangre.

Sin embargo, dije “basta” y tomé la decisión de no seguir adelante con mi trabajo en el Zonal, harto del doble discurso de este diario, de su hipocresía, de pontificar en sus editoriales y notas de opinión una cosa para después hacer otra.

Es tanta la repugnancia que sentí por quienes posan como adalides de la libertad de expresión que me dije a mi mismo: “hasta aquí llegué”.

Quiero decir: hace más de 20 años que ejerzo el oficio de periodista; conozco perfectamente los condicionamientos que nos ponen para atenuar o directamente diluir nuestra vocación de contar y decir las cosas como uno cree que son, aun a riesgo de equivocarse.

En fin, en casi todos lados he comprobado (eso tan viejo pero siempre vigente) que una cosa es la libertad de prensa y otra la libertad de empresa.

Pero lo que viví en Clarín en los últimos tiempos superó todo… Gracias a Dios, ¡todavía tengo vergüenza!

Pero lo que ya no tengo es estómago para tragarme las cosas que hace este diario en nombre del periodismo.

A esta altura ya no puedo soportar tanto cinismo.

Como cuando desde un título o una nota se insiste en que no decrece el nivel del trabajo en negro y las condiciones laborales son cada vez más precarias, siendo que en todas las redacciones del Grupo se emplea a pasantes a los que se los explota de manera desvergonzada, obligándolos a hacer tareas de redactor por la misma paga que recibe un cadete, sin obra social ni vacaciones.

Es el mismo cinismo de despotricar contra la desocupación al tiempo que se lanzan a la calle nuevos productos sin contratar a trabajadores, duplicando y hasta triplicando el horario de los que ya están dentro de la maquinaria.

Es el mismo cinismo de presionar a redactores para que se conviertan en editores, bajo la promesa (falsa) de que “algún día” se les reconocerá la diferencia salarial.

Si, como se sostiene el martes 15 en la cotidiana carta del editor al lector, “son los medios y los periodistas los que deben regularse y actuar con responsabilidad democrática”, pues bien Sr. Kirschbaum, yo empiezo por esa tarea. Porque si Clarín tanto se rasga las vestiduras asegurando que respeta la libertad de expresión, ¿por qué sanciona a un periodista que vierte, ejercitando esa libertad de pensamiento, una opinión?

Tengo otras cosas para decirle a usted y a quienes lo secundan (si es que a esta altura todavía están leyendo…): la demonización que practica el diario a través de un “inocente” semáforo que cumple la misión de dividir al mundo en ángeles y demonios (según el interés ideológico o comercial del Grupo), ha llegado al nivel de un verdadero pasquín que nada tiene que envidiarle a las publicaciones partidarias.

Es peor todavía, porque éstas tienen la honestidad de reconocerse como expresiones de un partido político o de un espacio ideológico.

En cambio, Clarín se imprime bajo el infame rótulo de periodismo independiente…

En pos de engrosar la cuenta bancaria se ha perdido todo decoro.

Da la sensación de que los que se llaman periodistas o columnistas ya ni sienten un mínimo de pudor por haberse convertido en contadores del negocio mediático, desvividos por saber cuánto dinero ingresa a las arcas; lo único que les falta es salir con el camión de Juncadella.

Digo esto porque ha sido patética, en la misma carta del editor del martes 15, la reacción editorial contra otros medios periodísticos competidores que estarían atreviéndose a morder un pedazo del queso que el Grupo quiere deglutirse, como de costumbre, solito y solo, calificando a aquellos de miserables, travestidos y miembros de una jauría.

¡Después cuestionan a D’Elía o a Moyano por las palabras “ofensivas” que lanzan contra el periodismo independiente y democrático!

La mayoría de quienes me conocen saben de mi simpatía y hasta cierta militancia por el peronismo.

Pero también saben que no me une ningún tipo de relación con el gobierno, ni con su tan temido Observatorio de Medios, ni con los jóvenes de la Cámpora ni tampoco con sus “grupos de choque”.

La aclaración vale para que estén tranquilos y no piensen que durante estos siete años fui un agente infiltrado en el Zonal Morón.

Simplemente amo el trabajo periodístico, tengo pensamiento propio (aunque, qué le vamos a hacer…: no es el políticamente correcto) y un compromiso de honrar mi oficio.

A Ricardo Kirschbaum, a Ricardo Roa y a tantos otros que mandan les digo que estoy preparado para asumir lo que venga, porque no me extrañaría que las redacciones de otros medios empiecen a recibir llamados telefónicos pidiendo que se me prohíba trabajar de lo que soy.

Tan libre me siento, tan espiritualmente íntegro de poderles decir lo que les digo (aunque les resbale), que ya no me importa si la larga mano del Grupo le pone candado a mi futuro para no dejarme otra opción que trabajar como remisero o repositor de supermercado.

Me voy orgulloso de haber seguido aprendiendo lo que es vocación, oficio, dignidad y ejercicio responsable del buen periodismo.

Que me lo dieron los jefes de los zonales y un montón de amigos y compañeros a quienes no voy a nombrar para evitarles quedar marcados por mi cercanía afectiva.

Me voy avergonzado de la conducta de quienes deberían honrar el trabajo periodístico y no lo hacen.

CLAUDIO DIAZ

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Dejo esta muy buena opinión de Mastrini hoy en Página, canta la posta:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-102891-2008-04-23.html

yanina dijo...

Me parece muy valedera la actitud de Díaz, obviamente que le va a costar muy caro. Creo que con toda esta discusión que se dio acerca del Observatorio de Medios por lo menos se instaló de alguna manera el rol de la academia en la sociedad.

Anónimo dijo...

DURISIMA, de donde la levantaste? esta muy buena la carta, al fin alguien que conserva un poco de dignidad y bate la posta, !

Tito que es “oficialofóbicos”? acaso alguien que no comparte medidas que tomo o toma el gobierno? Basta de polarizar!

Anónimo dijo...

Muy bueno lo de Mastrini. El observatorio de medios tiene que estar, esta hace 3 años, ahora lo descubrieron?. Como se evidencia de parte de los medios corporativos la tergiversación que hacen con la palabra observatorio. Lo ponen como que el gobierno esta observando a los medios para censurarlos. Que falta de escrupulos!

De paso les comento que mi pareja pedagogica(?) de la facultad trabaja en el observatorio asi que me esta manteniendo al tanto de todo lo que estan laburando por estos días.

Anónimo dijo...

Me lo pasaron en el laburo, la esta levantando medio Internet, por todos lados hoy.
No para nada Gato el oficialofóbico no es el que no está de acuerdo con medidas que pueda llegar a tomar el gobierno, es el que le da fobia poder llegar a estar de acuerdo en algo, al gobierno, ese es el problema
Mastrini groso canta la posta
saludos

Anónimo dijo...

Muy buenas reflexiones, Tito.

No conozco a Díaz pero su actitud es una de las pocas rescatables de las que sabido en muchos años, sea en el periodismo o en otros ámbitos. Pero creo que Díaz cometió un error al pensar que podía desafiar al "independiente" Clarín (según Kirchsbaum). La pelea Campo vs Gobierno (en realidad vs "TODOS", porque no aceptan a las autoridades elegidas y sus decisiones) muestra como la derecha siempre esta agazapada. Una vez elige a los miltares, otra a la prensa, etc.
Aunque suene ridículo, la situación del campo, por hechos y dichos, es muy parecida a un brote subversivo. Cortes de ruta, paralización de la economía, amenazas de estirar el lock out en forma indefinida provocando hambre (sí, en la Argentina) en la población, provocar una inflación por desabastecimiento producto de los cortes de rutas, amenazas de retomar los cortes casi a la semana de haberse comprometido a negociar, aparición de "grupos disidentes" que quieren seguir los cortes durante la negociación, justificación del uso de armas por la "inseguridad rural" (debe ser que en las ciudades no existe inseguridad), indignación porque el Gobierno gobierna sin consultarlos previamente sobre las medidas (digo yo: ¿de Angelis ganó alguna elección nacional o provincial como para pedir "cogobernar?).
Esto da para mucho más que un comentario pero lo que más claro que escuché sobre la situación (además del artículo de Zaiat que mencionó la Presidenta) fué el Dr. Gregorio Badeni, abogado constitucionalista indpendiente si los hay) en el programa de Romero Feris (¡Dios me libre!). Le preguntan que piensa de la negociación recién iniciada entre campo y Gobierno y dice: "No creo que llegue a buen puerto. No se puede negociar cuando una de las partes usa como método el choque".
Más claro, agua.

Anónimo dijo...

Muy buena la nota, aunque coincido en todo, me parece que nos estamos olvidando del momento en que este periodista "bate la posta".
Si tanta indignación le causaba el diario (porque no la descubrió ahora) ¿por que no renunció a los tres meses en vez de el 7º año?
Ok, ahora se vio agraviado por la actitud denostable de Clarin, y viéndose directametne perjudicado por tan detestable trato por parte del diario, despotrica con justa razon y relata prácticas patéticas del diario que son cotidianas.
Si bien estoy de acuerdo con todo el contenido de lo que dice, no me parece una actitud heroica, ni que sea un abanderado de la dignidad. Eso hubiera sido si hubiera renunciado al diario ni bien se "avivó" de todas esas practicas manipulatorias. (Tampoco me digan que entró al diario desconociéndolas).
Ojo, me parece muy valorable que haya expuesto su opinion desfavorbale hacia el diario aún trabajando en él y que luego haya renunciado cuando lo agraviaron, pero tampoco exageremos. A riesgo de pecar de gatoflorismo, me parece que si Diaz estaba tan indignado con el diario, hubiera renunciado antes de verse él directamente perjudicado.

Anónimo dijo...

Bueno loco pero el chabon es humano, y sobre todo tenía que comer, concedamosle el beneficio a la duda
saludos

Anónimo dijo...

No es cuestión de darle el beneficio de la duda, es cuestión de no ponerse en la posición del "pero...". Es como si dieras un final, te sacás un 9, y lo primero que te dicen cuando anunciás tu nota es "pero te podrías haber sacado un 10".
Salvando las distancias de este ejemplo no muy brilante, digo que esa actitud es la que nos termina engañando en todo, impidiéndonos decir "bueno, por fin uno más se dio cuenta e hizo algo". Es un logro definitivamente.