miércoles, 9 de enero de 2008

How much is it?

En mis veinticuatro años de edad puedo decir que fui a la plaza de San Telmo menos de diez veces. Cifra que considero superada por millones de extranjeros cada vez que visitan nuestro país. El otro día, aprovechando un rato de ocio en mi vida fui a caminar por esas callecitas bien angostas llenas de edificios históricos por todos lados. En un solo barrio debe haber más patrimonio histórico que en el resto de la ciudad. Parece como si alguien hubiera luchado por proteger a ese espacio del brazo todopoderoso de la construcción de torres. Junto a unos cuantos bodegones, milongas y bares donde los mozos que trabajan allí desde que tienen uso de razón, se encuentra la plaza de Defensa y Humberto Primo. En ella, todos los fines de semana se reúnen vendedores de todas las edades y los sexos, con sus puestos de feria, para vender una colección inagotable de cosas. Lo más curioso son los precios que manejan estos señores y señoras. Un mate de calabaza sale $10, $25 ò $40 según el puesto. Aunque mucha mayor es la diferencia si el que lo va a comprar tiene colgada una cámara de fotos alrededor de su cuello, si sus rasgos son muy distintos a los de los nativos de nuestro país o si su acento suena diferente al de un argentino. Si el turista en cuestión no tiene nada que “lo delate” a simple vista, la herramienta que le dará al vendedor la certeza definitiva de que tiene delante de sus ojos una potencial víctima al sobreprecio es la pregunta más usual: how much is it? A lo que nuestro compatriota probablemente digá: “40 pesos amigo”. El turista sin saber siquiera si el mate sirve para guardar lapiceras, monedas o para pisar papas con la bombilla, lo mira y dice “ok”. El domingo hacia las seis de la tarde cuando los puesteros van cerrando luego de un día bajo el sol o la lluvia, le pregunté a uno de ellos cuánto salían unas bonitas fotografías de La Boca. Sigilosamente, el encargado de haber capturado las imágenes de al menos cien retratos que allí se encontraban, se apartó de dos ciudadanos norteamericanos que estaban a punto de comprar (según lo que deduje por mi aguda percepción) y me dijo entre susurros: “las chiquitas $10, las grandes $15”.
Yani.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yani, eso no es todo. En San telmo te venden un clerico con agua de la zanja y te lo cobran como en Palermo o Pto Madero. Lo triste es que los turistas consumen eso y se llevan una repugnante impresion de nuestros tragos... Yo fui fiel testigo. Me fui sin pagar y dije son unos chorros. esto es una mierda!!! (sic) Pobre Dany, mirá donde la llevé!!!!

Anónimo dijo...

Disculpen que discrepe, pero a mi no me parece que los turistas se lleven una repugnante impresión de nuestro país. Más bien diría se llevan un buen recuerdo.
Yo no se si está bien o mal que le cobren de más, es por lo menos discutible.
saludos

Anónimo dijo...

Creo que lo de Mauro fue medio en joda, igualmente el tema de los turistas es en todos lados así me parece, no sólo en nuestro país.

Anónimo dijo...

Coincido con Yani en que en muchos lugares se les cobra diferente a los turistas que a los "nativos". También te da un poco de bronca que sea así porque si uno se quiere comprar algo en la calle Florida te sacan los dos ojos porque es para turistas definitivamente.
Y, en general, por comentarios cercanos, la mayoría de los extranjeros se quedan encantados con Bs.As.; y hasta con la gente también (igual siempre está el que dice que somos maleducados y el otro que dice que somos re cálidos e informales en el buen sentido. Depende de qué país venga atmbién, obvio.
Muy bueno Yani

Anónimo dijo...

Yo digo que los turistas se llevan una mala impresiòn de los tragos DE San Telmo, no del paìs. Es obvio que cada vez vienen màs turistas.
Pero Odio San Telmo y La Boca y todos van ahí. Lo del Clericó fue indignante. En serio.

Anónimo dijo...

Después de estar en El Calafate, lugar primordial para el turismo (todo está en inglés u otro idioma, tanto escrito en los negocios como hablado en las calles, casi no hay castellano) pude comprobar lo que es el verdadero “chanta” argento ya que los precios que se manejaban allá eran hasta graciosos.
Ejemplos: camiseta de fútbol TRUCHA $140 y no $40 como encontrás acá; bolso tipo hindú que por acá cuesta $15, allá estaba $70. Hasta una se animó a hacerse un “museo” en la casa y cobrar más que el Paleontológico de Trelew. Algo desorbitante.
Pero llegué a la conclusión que sí, hay que cobrarles más a los turistas que los que vivimos acá. ¿Por qué? 1. Porque es imposible cambiar a la gente que vive ahí que convirtió la ciudad en una hecha en euros. No podés hacer que cobren razonablemente. Ya hicieron su negocio.
2. Porque a ellos vienen a consumir. Los bajás en un barcito en medio de la nada y te consumen todo lo que hay. Dos minutos más tarde, hacen lo mismo, nunca paran.
En cambio, nosotros no podemos comprar nada sin sentir que te están apuntando con una pistola. Creo que deberían hacer una separación como se hace cuando vas a un Parque Nacional. Provincia tanto, Nacional un poco más, Extranjero otro tanto más. Ellos pagan el micro al Glaciar un poco más de U$S15, yo $40 ¿se nota la diferencia? Me decían que ellos de algo tenían que vivir, pero no me estafen a mí que cobro en pesos... Sí, lo sé, es triste saber que la envidia me haya convertido en este ser despiadado y xenófobo jeje

Anónimo dijo...

No es xenofobo, yo tengo derecho de conocer mi pais, no me pueden cobrar $150 para ver dos patrimonios de la humanidad como lo son las cuevas de las manos y la peninsula de valdes. Tendria que haber un precio para los extranjeros y uno para los argentinos. Ellos vienen con una moneda que vale 4 veces la mia y hacer esas excursiones les cuesta practicamente nada, pero yo en cambio me tengo que quedar con las ganas porque me vale 4 veces mas. Habria que reveer ciertas cuestiones, no obstante los comercios no pueden estafar de esa manera a la gente.