martes, 5 de febrero de 2008

HUMOR

El humor es uno de los tantos recursos que utilizamos para camuflar lo que no queremos decir en forma directa, por ejemplo, a esa persona con la que estudio durante todo un año y que yo no elegí. Este es el caso de aquellas clases en la facultad o en cursos varios, donde el que está en el frente dice: “Ahora ármense en grupitos que vamos a hacer un trabajito”. Uno la rema de manera olímpica y al finalizar la clase dice: “¡Por fin! No tengo que ver más a esa inútil”. Pero no. El profesor se había olvidado de decir que los grupitos se mantendrían durante todo el año. Este es el momento donde uno tiene la opción de putear hasta el cielo o simplemente cagarse de risa. La segunda opción es menos frecuente.
Así es como uno la sigue remando y llega un punto en que el humor tiene sus momentos estelares. Llámese “delire”, “gaste” o simplemente, “joda”, las bromas que parecen inocentes suelen esconder algo de verdad. Por lo menos así lo dijo Sigmund Freud. Y la verdad es que la impotencia que nos da el que tenemos en frente del escritorio, con mates y apuntes de por medio, nos lleva a tomar las cosas con una mayor liviandad y así reírnos de cualquier pelotudez. Este es un momento clave en el que hay que ser capaz de discernir cuando decimos algo indebido. O sea, cuando el humor se puede transformar en una ofensa. ¿Cómo es esto? Uno ya se relajó, ya sabe que le pueden embocar un 4 al trabajo práctico cuando necesitás un 6 para promocionar, o sabés que la semana que viene te vas a tener que juntar de vuelta con el grupete porque te encajaron un “Reescribir”. En este momento de relajo, como decía, uno ya se siente más liberado como para hablar todo en joda y no reparar en palabras sutiles para decirle a ese pelotazo que deja toda la bombilla chupada, el mate todavía con agua, y la yerba toda revuelta (además de no aportar nada creativo en ningún ítem del trabajo) que es un lento para pensar, que cómo llegó al cuarto año de la carrera, que deje de robar, etc., etc.
Entonces, en este caso, ¿de qué serviría el humor en sí? ¿Descarga? ¿Simple pasatiempo? ¿Honestidad casi brutal? La verdad no tengo la más puta idea. Y casualmente digo una mala palabra porque gran parte del humor está casi repleto de malas palabras. Muchas veces hasta la joda es más efectiva y suena más liberadora la cuando le incluimos una puteada, ¿o no? Bueno, en sintonía con este pseudo relato es que quiero incluir la magistral idea de los escritores y directores de la revista Barcelona de editar el libro Puto el que lee. Diccionario argentino de insultos, injurias e improperios. Además de hacer una introducción del origen de los insultos en la humanidad (en la que uno nunca se termina de convencer si algunos fragmentos son en serio o no), adjuntan una Guía de Insultos para Padres, una Guía (gráfica) de Gestos Insultantes y una Bibliografía desopilante para los entendidos, además de otros anexos.
Les paso algunos ejemplos de esta pieza académica que logrará su objetivo en los que sepan cagarse bien de la risa.

Bibliografía

Barthes, Zenedine: Le degré zero mon cul, París, Editions du l´ Petite La Ruse.

Campolongo, Cedric: A villeros no me van a ganar, Ginebra, Bols Editores, 1985.

Grondona, Mario Julio: Etimologia del ortum, Buenos Aires, UCA Editors, 1992.

McLuhan, Edson Arantes: La concha de tu hermana es el mensaje, Notario, 1821.

Saussure, Dominique De: 1001 maneras no groseras de decir “Chupáme este peceto”, Porto Alegre, Ediciones Troncadeiros, 1956.

Verón, Juan Sebastián Eliseo: El lenguaje, ese gran hermano, Cancún, Colegio de México, 1998.
Loly
Fuente: Barcelona. Una solución europea para el problema de los argentinos: Puto el que lee. Diccionario argentino de insultos, injurias e improperios, Bs.As., Gente Grossa S.R.L., 2006

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno!!! Tal como lo predicaba el título me maté de risa. El relato me pareció muy autoreferencial y también me sentí muy identificada en él, creo que al que alguna vez no le pasó esto miente o tiene un porcentaje altísimo de paciencia (mucho mayor que el de la que escribe este comentario).

Anónimo dijo...

Muy muy bueno Lola lo que si espero que no hayas sentido eso cuando me conciste ami.
Exelnete lo de Barcelona
saludos

Anónimo dijo...

Sólo un poquito de impotencia habré sentido junto con mi amiga Yanina pero nunca llegó al nivel de cómo está descrito en el texto.
No se me persiga Gustavo!

Anónimo dijo...

Si, a mi me paso, creo que como a todos. Muy dificil no sentirse identificado.