martes, 16 de febrero de 2010

VERDADES REVELADAS...

Los avatares de un verano donde resultó más fácil encontrar petróleo con una pala y un balde de plástico, que conseguir una mesa para cenar en la Costa Atlántica, tiraron por la borda cualquier presagio cuasi bíblico, sobre una recesión económica anhelada y fantaseada por muchos. Si desde algún sector de la sociedad se especuló con que la temporada de verano sería la muestra cabal de que el poder de consumo de los ciudadanos estaba mermado por los efectos de la crisis, los índices y las estadísticas con números record, demostraron que los jinetes del Apocalipsis económico lejos estuvieron de incendiar la rambla marplatense, y que más bien se los pudo ver en “Manolo” comiéndose unos churros, vestidos de ojotas, traje de baño al tono, remera con leyenda “viva la carótida” y la infaltable gorrita que reza, “yo apoyo al campo”.

Pero si de estadísticas hablamos, sabido es que desde un tiempo a esta parte, éstas se convirtieron en el foco del ataque al gobierno, por parte de la oposición política-mediática. Lo cierto es que se ha naturalizado, se ha vuelto creencia (y se sabe lo complejo que resulta destruir una creencia en el imaginario de una sociedad) que el INDEC esta gobernado por una suerte de gángsters empeñados en manipular todo índice de precios en pos de sostener sabe Dios que oscuros artilugios de poder. Y que aquellas consultoras privadas, y por privadas por lo tanto independientes del poder, reflejan con sus cálculos sobre la inflación, la verdad absoluta. Y es allí donde la significación se cierra, se vuelve determinada, y el debate se torna superfluo, porque debatir contra el que tiene la verdad revelada, es muy difícil cuando no imposible. Resumiendo, podríamos decir, que la usina ideológica massmediática instaló que si una consultora privada de la city dice que la inflación de enero es del 2% y el INDEC dice que fue del 1% (una diferencia espeluznante), el primero dice la verdad y el segundo miente descaradamente. Nada se dice sobre si esas consultoras están contratadas por los formadores de precios, o los que especulan con una inflación descontrolada.

Sin embargo el debate es otro y de él tampoco se habla, o se habla poco. La cuestión de fondo radica en cómo se combate la inflación, sea cual sea su índice real. Están los que piensan que hay que achicar el gasto público, limitar la oferta monetaria, reflotar la vieja flexibilización laboral y por supuesto congelar por tiempo indeterminado las paritarias. Recetas harto utilizados en la Argentina, recetas que fracasaron estrepitosamente. La segunda es bien distinta, se trata de mantener “caliente” la economía, incentivar el consumo y la producción y claro está realizar un sigiloso y exhaustivo control de precios. Y es aquí donde el gobierno falla. Si un producto, por el motivo que sea, aumenta su precio de forma desmedida, inmediatamente tiene que ser sacado del mercado, prohibida su comercialización. No esperar nada, no incentivar que se coma otra cosa. Nada. Se lo saca del mercado (y por supuesto se prohíbe exportarlo) hasta que se arregle el precio. Se dirá que una medida así atenta contra las leyes del mercado, diré: qué me importa. También se podrá acusar al gobierno de comunista, diré: se lo acusa de tantas cosas al gobierno que una cosa más no puede hacer más daño.

Pero nada se da por causalidad en los tumultuosos ríos de la política y de la economía: un día después de la asunción de Mercedes Marco del Point en el Banco Central, se volvió a reflotar la cuestión de la inflación en nuestro país. La llegada al BCRA de una economista heterodoxa, en remplazo de un representante del establishment (cuya salida se dio en el marco de un frustrado golpe financiero) ha despertado el pánico y el temor en un sector de la sociedad, que intuye que la tan esperada (y anunciada) reforma financiera, como así también la reforma de la carta orgánica del Central, podrían llegar más temprano que tarde.

Terminemos diciendo que ese mismo sector fue el que instaló y naturalizó la idea de que la economía es una ciencia exacta, de que las leyes del mercado son las que rigen el destino de nuestras vidas, porque esa es la naturaleza de las sociedades. Mentira. Esa creencia estalló por los aires en nuestro país, nada es exacto, nada escapa de lo social, nada está por siempre determinado. Con ese cuento a otro lado, que de verdades reveladas estamos hartos.

Tito.-

5 comentarios:

Mr.Nicolas dijo...

Parece que volvimos de las vacaciones Nac & Pop!

Tito.- dijo...

volvimos volviste?
jajaj

Loly dijo...

muy bueno Tito, pero lo que no se dice es que la verdad revelada de la "exactitud de las leyes del mercado" desmoronó a los países del llamado primer mundo...los que hacemos las cosas mal muy mal -con dedito acusador a lo Nelson Castro- somos nosotros, los del tercer o enésimo mundo, ya ni se sabe en qué puesto estamos ¿no?

Dotas dijo...

Yani, vos te sabes en qué puesto estamos?

PD:
Antes q salte Tito Noticias (TN), mas tarde comento el post.

yani dijo...

Depende el ranking y el medio que lo diga...hay varias opciones, tb hay uno de popularidad de presidentes, a ese es al que le dan más bola.